A inicios del 2019 se logró un nuevo hito en la exploración del Sistema Solar: la sonda New Horizon tomó la primera foto de un objeto mas allá de Plutón. La foto sobre estas lineas es Arrokoth (aunque al momento de que se publicó la foto se le llamó Ultima Thule), un asteroide de apenas unos 20 km de largo que forma parte del cinturón de Kuiper. Se dice que este cinturón de asteroides son los escombros que quedaron de la "construcción" del Sistema Solar, por lo que estudiar sus miembros puede revelar información sobre cómo es que se hizo esa construcción. New Horizon fue la primera sonda en visitar y fotografiar Plutón en 2015.
El hecho de que un instrumento creando por seres humanos llegue a estos sitios tan lejanos, recolecte datos e imágenes y las mande hacia la Tierra, ya es un todo una proeza y un triunfo de nuestra tecnología. La sonda va cargada de instrumentos científicos diseñados para estudiar diferentes características de Plutón y los demás objetos astronómicos que vaya a visitar. Adicionalmente, la nave lleva consigo objetos de interés cultural, entre ellos un disco compacto con el nombre de 434 738 personas, una vieja estampilla y una moneda de 25 centavos estadounidenses.
No es la primera vez que una sonda espacial incluye objetos de interés cultural. En 1977 se lanzaron las sondas Voyager 1 y 2, las cuales visitaron los planetas externos, excepto, por supuesto, Plutón. En estas sondas se incluyeron dos discos fonográficos de oro, en donde se grabaron saludos en 55 idiomas, sonidos de la naturaleza, piezas musicales, desde clásicas hasta electrónicas y 115 imágenes digitalizadas de la Tierra.
En la tapa de los discos se tallaron instrucciones para poder reproducir el disco, además de dar la ubicación del sistema solar con respecto a las estrellas vecinas. La inclusión de estos discos fue una iniciativa de Carl Sagan, el famoso divulgador científico estadounidense. Sagan sabía que después de las visitas planeadas a los planetas estas sondas viajarían fuera del Sistema Solar. Al respecto Sagan dijo "La nave será encontrada y el disco reproducido siempre y cuando haya civilizaciones que se aventuren hacia el espacio interestelar, pero el lanzamiento de esta 'botella' en el océano cósmico dice algo muy esperanzador acerca de la vida en este planeta".
Y es aquí donde viene mi reflexión y donde voy a hacer una especulación con respecto a la intención de Carl Sagan de mandar mensajes hacia el espacio interestelar. Lo más probable es que Sagan fuera hasta cierto punto optimista con respecto a la posibilidad de que una civilización extraterrestre encontrara los discos dorados. Sin embargo dudo mucho que su optimismo llegara al punto de pensar que una vez encontrados estos discos, dichos extraterrestres decidieran visitar la Tierra y hacer contacto con los humanos. Y aún menos creo que tuviera la esperanza que eso suceda en un futuro cercano. Sin embargo hay algo más que pudo haber cruzado por su mente y motivado a crear estos discos. Ya desde de los años 70s era claro que las cosas iban mal con la civilización humana, con la proliferación de armas nucleares, la explosión demográfica, la contaminación de nuestra biosfera y si, desde entonces se sabía que estaba aumentando la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera y que esto podía llevar a un calentamiento global. No por nada son famosas películas de esa década en la que se habla de un futuro distópico, como El Planeta de los Simios, THX 1138, Cuando el destino nos alcance, Mad Max, entre otras. Me atrevo a pensar que Carl Sagan era muy consciente de que la humanidad podría causar su propia extinción e incluso causar un daño irreparable a la vida en general de este planeta. Entonces, los mensajes en aquellos discos y lo que también se ha incluido en la sonda New Horizon, más que ser invitaciones a visitar nuestro mundo, son evidencia, tal vez la única que quede, que en el tercer planeta de una estrella amarillenta existió un planeta donde floreció la vida y donde se desarrolló una especie excepcional, pero que cayó presa de tener un instrumento tan poderoso como lo es la inteligencia anclada a cuerpos con instintos y reacciones primitivas, que finalmente lo llevaron a su propia extinción.
Ojalá que aquella civilización que se aventure a viajar al espacio profundo y encuentre sondas con mensajes sean nuestros descendientes. Todavía estamos a tiempo.
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