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No puedo respirar

El oxígeno es fundamental para la existencia humana. Aun cuando sometemos nuestros cuerpos a condiciones a las que no estamos adaptados, podemos tolerarlos siempre y cuando llevemos oxígeno con nosotros. Es posible explorar la vida en el océano por periodos largos de tiempo si nos sumergimos con tanques de oxígeno. En las regiones de alta montaña es posible hacer trabajo intenso si se se cuenta con equipos que proporcionen oxígeno. Los bomberos, al combatir incendios, mejoran sus probabilidades de sobrevivir si llevan oxígeno con ellos. En un avión, una de las indicaciones que siempre nos repiten es la importancia de colocarse la mascarilla de oxígeno en caso de que haya una descompresión.


En la mañana del 31 de mayo fue posible observar las operaciones de acoplamiento de la cápsula Crew Dragon a la Estación Espacial Internacional. Pasaron casi 3 horas desde que la cápsula se acopló hasta que los astronautas finalmente pudieron acceder a la Estación. Gran parte de ese tiempo se fue en confirmar que el acoplamiento fuera seguro, en nivelar la presión del aire entre la Estación y el ducto que conduce a la cápsula, y entre la cápsula y el ducto. Cualquier descuido o imprecisión podría haber causado un evento de descompresión. La perdida de oxigeno podría ser tan rápida que los astronautas perderían la conciencia antes de siquiera poder hacer algo. Poner gente sobre un cohete que los lleve a órbita alrededor de la Tierra es relativamente fácil. Lo complicado es llevarlos en habitáculos que les permita sobrevivir... que les permita respirar.


Los astronautas antes de partir a cualquier misión espacial tienen que estar en cuarentena. No se pueden arriesgar a llevar consigo algún patógeno que a mitad de la misión los enferme. Pero ver a los astronautas en cuarentena, incluso escuchar o leer la palabra cuarentena, ha tomado una nueva dimensión debido a lo que se está viviendo en todo el planeta: una pandemia de un virus que puede matar dejando sin oxígeno a su anfitrión. El virus inflama los pulmones, los llena de líquido e impide que la persona pueda respirar. Tan repentina es esta perdida de oxigenación que ha desatado el mito de que a la gente la están matando en los hospitales: los llevan vivos y poco tiempo después, informan a los familiares que han muerto.


"No puedo respirar."


Decirlo en tiempos de COVID19 puede causar terror alrededor de quienes lo escuchan. Terror porque quien lo diga podría ser un ser querido. Terror porque eso podría significar que esa persona trae consigo un virus mortal. Terror porque si no se cuentan con los instrumentos adecuados, es poco lo que uno podría hacer por esa persona. Alertar de una falta de oxigenación significa que los órganos del cuerpo empiezan a fallar, sobre todo aquel que consume más oxígeno de todos: el cerebro.


Uno de los métodos de ejecución preferidos a lo largo de la historia era el de colgar del cuello al condenado. Ofrecía la ventaja de no ser "sangriento" y, al mismo tiempo, de ser bastante efectivo por la sencilla razón de que interrumpe el flujo de oxígeno al cerebro; la víctima pierde la conciencia rápidamente para luego morir. Además, es fácil de realizar, solo se necesita una cuerda fuerte y un soporte, como las ramas de un árbol. En nuestro continente mucha gente fue así ejecutada: delincuentes, herejes, indígenas, mujeres consideradas demoniacas y esclavos traídos de África. Cortar la respiración de ese modo en un espacio público, además de dar fin a un "peligro social" constituía un despliegue de poder que mostraba a la población lo que puede ocurrir a quien no se alinea con el régimen. En nuestro vecino del norte, aún después de la abolición de la esclavitud, era común la ejecución de negros sin necesidad de juicio, lo que le llaman linchamientos. Esta práctica se extendió bien entrado el siglo XX.


La misión del Crew Dragon es uno de los primeros pasos por parte de EUA para volver a la Luna. Estados Unidos logró dicha proeza en los 60s. En aquel entonces estaban motivados por la competencia contra la Unión Soviética. Los 60s también se distinguieron por ser una época de grandes movilizaciones civiles, destacando las protestas de negros, en las que exigían el reconocimiento y garantía de derechos fundamentales, como el voto libre, y el fin de la segregación racial. Aquellas protestas, incluso las que se llevaron a cabo de forma pacífica, fueron reprimidas brutalmente. El abuso por parte de la policía fue ampliamente documentado. Líderes negros fueron asesinados y el gobierno utilizó todas sus agencias de investigación para intentar desacreditar y desmembrar las organizaciones civiles que apoyaban estas protestas. Pero tales movimientos rindieron fruto cuando en 1964 y 1968 se emitieron leyes con la que se expandían los derechos civiles de los negros y se prohibía la segregación. El presidente que firmó dichas leyes fue Lyndon B. Johnson, nombre con el cual ahora se conoce al centro desde donde se dirigen y controlan las misiones de la NASA, en Houston, Texas.


A diferencia de las misiones Apollo, ahora fue posible, incluso desde un celular, seguir en vivo cada movimiento de los astronautas del Crew Dragon. Había cámaras en los pasillos de la torre de acceso, en el último cuarto antes de acceder a la cápsula, cámaras dentro de la cápsula y por supuesto varias cámaras panorámicas observando el cohete y la cápsula. Hoy en día no solo hay cámaras por todos lados si no que uno puede llevar una cámara a cualquier lado. Eso, además de grabar idioteces que terminan siendo virales, también ha permitido vigilar las acciones de quienes por muchos años han gozado de impunidad.


El 25 de Mayo, dos días antes del primer intento de despegue del Crew Dragon, un afroamericano de nombre George Floyd fue arrestado afuera de una tienda, donde lo habían acusado de utilizar un billete falso. El tumulto de su arresto llamó la atención de la gente y por supuesto hubo quien tomó video del incidente. Las imágenes son indignantes: un policía mantiene a Floyd presionado contra el suelo apoyando su rodilla sobre su cuello.


"No puedo respirar."


El solo acostar a alguien boca abajo con los brazos hacia atrás ya incomoda la respiración. Para poder expandir los pulmones hay que levantar el peso del cuerpo contra la tensión provocada por tener los brazos en esa posición. Poner la rodilla en el cuello no tiene el fin de inmovilizar, sino el de asfixiar.


"No puedo respirar."


Limitar el acceso de oxigeno es orillar a una persona a su muerte. Si se le permite volver a respirar, aún después de perder la conciencia, es posible que esa persona reaccione, vuelva a respirar y se recupere. Pero eso no está garantizado. Es como si se obligara a alguien a contagiarse de COVID19. Estadísticamente es probable que sobreviva, pero aun así se le está sometiendo a un riesgo de muerte.


"No puedo respirar"


Casi 9 minutos estuvo George Floyd bajo la rodilla de Derek Chauvin, el policía de Minneapolis. El video donde esto fue registrado se esparció por el mundo de forma casi instantánea. Pero a las autoridades de aquella ciudad les tomó 4 días solicitar el arresto del policía. Si su estrategia era ver si la indignación se disipaba en esos días, el resultado no pudo haber sido peor. Mientras parte de EUA celebraba la demostración de su poder tecnológico y económico mandando dos astronautas en un vehículo diseñado y construido por una compañía privada, las calles de sus principales metrópolis se inundaban de protestas en contra del abuso policiaco hacia las personas de piel distinta a la blanca. Todo esto, dentro del contexto de una epidemia que ha dejado sin aire a miles de personas, donde incluso también se ha visto reflejada la marginación producto del racismo: han muerto tres veces más negros que blancos en EUA.


Hace más de 50 años, cuando la Luna fue visitada por primera vez por seres humanos, más allá de la competencia con los soviéticos o la demostración de poderío tecnológico, mucha gente lo tomó como una fuente de inspiración y el anuncio a una nueva era de la humanidad. El tiempo parecía correcto, las leyes de derechos civiles prometían una integración entre la comunidad negra y la blanca y la NASA demostraba que la tecnología podía llevar a los seres humanos más allá del cielo.


Tal vez soñamos con el cielo deseando escapar de los horrores que hay entre nosotros.

Tal vez deseamos un respiro del hecho de que 50 años más tarde, mientras miramos a unas personas salir al vacío del espacio, vemos a otras de un color diferente dejando de respirar por culpa de una rodilla o por una historia de desigualdad que los condena a morir más fácilmente en una pandemia. Demasiadas dosis de realidad también pueden ser dañinas. No es extraño que la angustia y la ansiedad de vez en cuando no nos dejen respirar.






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