En la madrugada me desperté. Abrí los ojos y vi las luces de la calle. Solo silencio, ni siquiera se escuchaba algún coche a la distancia. Tampoco sonido de insectos. Unas horas antes me había ido a dormir en un mundo preocupado. Un enemigo microscópico se expande exponencialmente. No podemos huir de él, tampoco atacarlo de frente, solo intentar escondernos y esperar que no nos encuentre. Al despertar lo primero que me vino a la mente fue pensar que seguía en ese mundo. Como ya es costumbre para muchos de mi generación, agarré el smartphone para explorar Twitter, Instagram o Facebook, buscando algo que apelara a mis sentidos y me distrajera. Dicen que hacer eso de hecho es pésima idea si uno quiere seguir durmiendo. Después de dar varias vueltas me volví a dormir. Dormí, pero no descansé. Al despertar de nuevo me sentía vapuleado, como si solo hubiera dormido un par de horas. La noche no me recobró energías, me las quitó. Me quedé de nuevo un rato en la cama hasta que ví que el sol ya estaba iluminando la Torre Mitikah. Me levanté y me fui a asomar a la ventana trasera, desde donde se ven algunas jacarandas. No me quería perder esta temporada sin haber tomado algunas fotos de estas.
El resto del día se me fue entre intentar hacer algo de trabajo, lavar ropa y editar unas fotos. El día fue avanzando y mientras esa concentración no llegaba, llegó la hora de la comida. Me hice tostadas con pollo y de postre comí gelatina. Como me suele suceder, no importa que la mañana estuviera despierto y alerta, si la noche anterior no pude descansar, esto lo notaría después de comer. La hora del puerco me golpeó con toda intensidad y lo que pensé sería una siesta de unos minutos pasó a ser más de una hora.
Dentro de las fotos que edité fue una serie de 3 fotomontajes donde me puse a mí discutiendo conmigo mismo. Era un ejercicio que ya había hecho hace un par de años cuando tomé un curso de Photoshop. La verdad es que no fue tan complicado y a mis amigos en Facebook y Twitter creo que les pareció divertido, así que yo creo intentaré otros montajes. Además plantean un buen reto: como hacerlos sin complicármelo tanto en la edición para que salgan rápido, pero que se vean verosímiles.
Hoy ya entrada la noche llovió. El agua aunque no es el mejor refrigerante, es el más utilizado: funciona bien, es barata y abundante. Una noche con lluvia enfría el concreto de las casas haciéndolas ligeramente más frescas. Tal ves eso me ayude a dormir mejor.
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